- Los cambios en la política de «control de curva» pueden terminar contagiando a otros bonos
- El aumento de la rentabilidad del ‘papel’ japonés aumenta su atractivo frente a los de otros países
Hace apenas unos días, el Banco de Japón sorprendió al anunciar un cambio en su estrategia de Control de la Curva, un sistema que había mantenido durante mucho tiempo para controlar los rendimientos de la deuda japonesa y estimular la economía del país. La inflación había alcanzado niveles alarmantes del 3,3%, lo que obligó al organismo a replantear sus políticas de apoyo al crecimiento.
Aunque el proceso de cambio es gradual, algunos expertos aún no están seguros de si Japón adoptará una postura lo suficientemente agresiva como para desencadenar una debacle en los bonos. El presidente del Banco de Japón, Kazuo Ueda, está enfocado en evitar sacudir los mercados financieros con movimientos bruscos. No obstante, la entidad bancaria ha surgido este verano como un actor inesperado capaz de generar tensión en el mercado de renta fija, una situación que los inversores deben tener muy presente.
Este panorama cobra especial importancia debido a los episodios de volatilidad que han afectado a algunos meses de agosto en el pasado. En estos periodos, la liquidez en los mercados disminuye y cualquier noticia relevante puede desencadenar tensiones en los mercados financieros. Muchos inversores aún tienen en mente los sucesos de agosto de 2015, cuando la devaluación del yuan por parte de China provocó una volatilidad significativa.
En conclusión, el Banco de Japón ha dado un giro inesperado con su nueva estrategia, lo que añade incertidumbre al escenario económico y financiero. Los inversores deben permanecer alerta y preparados para afrontar posibles cambios bruscos en los mercados, especialmente en el contexto de agosto, un mes históricamente propenso a la volatilidad.
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