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El movimiento de Fitch pone de relieve el riesgo de la deuda estadounidense mientras se desvanecen los temores de recesión

La economía de Estados Unidos muestra una mejoría inmediata en comparación con la situación de 2011, cuando S&P realizó una rebaja en su calificación crediticia. Sin embargo, algunos analistas advierten que la salud fiscal subyacente podría estar en peor estado.

Fitch Ratings, una de las principales agencias calificadoras de riesgo crediticio, ha colocado a Estados Unidos bajo el reflector al revisar la perspectiva de su deuda soberana de “estable” a “negativa”. Esta decisión ha generado inquietud entre los inversionistas y analistas, ya que se produce en un momento en el que los temores de una inminente recesión parecen haber disminuido considerablemente.

La rebaja de la calificación crediticia del gobierno de EE. UU. por parte de Fitch Ratings ha puesto nuevamente el foco en la trayectoria de la deuda de la nación, justo cuando la economía más grande del mundo está dejando atrás las previsiones de una inminente recesión.

En la última semana, el presidente Jerome Powell afirmó que la Reserva Federal ya no espera una caída económica en Estados Unidos, incluso después de implementar las subidas de tasas de interés más agresivas en décadas, y los economistas de Bank of America Corp. también han abandonado sus previsiones de recesión. Pruebas de la resistencia duradera tanto entre los consumidores como las empresas siguen llegando: Los datos publicados el miércoles mostraron que las compañías estadounidenses agregaron más empleos de lo esperado en julio.

Este cambio de perspectiva por parte de la Reserva Federal y de importantes analistas financieros ha generado un sentimiento optimista en los mercados, lo que ha llevado a un alivio generalizado. Sin embargo, la decisión de Fitch Ratings de bajar la calificación crediticia del gobierno estadounidense ha puesto en alerta a los inversionistas y analistas, que consideran crucial analizar la tendencia de la deuda en medio de esta aparente recuperación económica.

El optimismo prevaleciente se basa en el sólido rendimiento de la economía, con un mercado laboral fortalecido y un aumento en la confianza del consumidor. Estos factores han llevado a descartar los temores de recesión y a considerar que Estados Unidos está en una posición más estable de lo que se había anticipado anteriormente.

No obstante, algunos expertos advierten que este optimismo no debe cegarnos ante los desafíos fiscales a largo plazo. La deuda nacional sigue en aumento, y la falta de una estrategia efectiva para abordar este problema podría plantear riesgos significativos para la salud económica del país en el futuro.

La Reserva Federal y los líderes financieros deberán mantener una mirada atenta hacia el manejo de la deuda, asegurando que las políticas económicas implementadas sean sostenibles y que se evite un endeudamiento excesivo. Si bien la mejora en las cifras económicas es alentadora, la responsabilidad fiscal debe ser una prioridad para garantizar una estabilidad duradera.

En resumen, el optimismo que rodea la economía de Estados Unidos es comprensible dado el desempeño reciente y las perspectivas alentadoras. Sin embargo, el enfoque en la deuda y la gestión fiscal responsable son fundamentales para proteger la economía de futuros obstáculos y garantizar el crecimiento sostenible a largo plazo. Los mercados financieros deberán seguir de cerca los movimientos de las agencias calificadoras y las decisiones de los líderes económicos mientras Estados Unidos avanza en esta fase de recuperación económica.